Alicia Rivera | 11 ENE 2012 - 08:59 CET
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Inteligencia artificial
Ciencia
Ramón López de Mántaras se dedica a la inteligencia artificial o, dicho de otro modo, a investigar para que algún día las máquinas tengan algo parecido al sentido común de las personas. "Sabemos hacer cosas extraordinarias con los ordenadores, ya sea diagnosticar muy bien una enfermedad concreta o ganar al mejor jugador de ajedrez del mundo. Lo difícil es hacer que una máquina tenga inteligencia generalista, como la nuestra, que tiene mucho que ver con la experiencia y el sentido común, con ese conocimiento que adquirimos los humanos porque tenemos vivencias y desarrollo mental; eso no lo sabemos imitar en las máquinas", explica.
Elige lubina, tomará vino, y se lanza entusiasmado a hablar de inteligencia artificial (IA), no de tecnicismos, sino de las ideas, los retos, lo que las máquinas hacen y lo que pueden llegar a hacer.
López de Mántaras, 59 años, estudió ingeniería electrónica porque, dice, se entusiasmó con la llegada del hombre a la Luna. Su carrera investigadora transcurrió en Francia y en EE UU antes de regresar a España, y dirige, desde 2007, el Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial (IIIA, CSIC), en Barcelona. Le gusta Hal, el ordenador de la película 2001 una odisea en el espacio, y lo citó en su conferencia al recibir el premio Robert S. Engelmore de la Asociación Americana para el Avance de la IA, un acontecimiento que, para él, ha marcado 2011. Es la primera vez que se concede a un científico no estadounidense y lo cuenta con ilusión y naturalidad.
¿Se trata de copiar la inteligencia natural? "No, la idea de copiar el cerebro neurona a neurona no es el enfoque adecuado, además, ya lo tenemos: es nuestra inteligencia", explica. "El objetivo es que la máquina copie el comportamiento del cerebro, con la versatilidad de la inteligencia humana". La verdad, reconoce, es que no hay una definición universal de la inteligencia, pero eso no impide investigar y avanzar en IA. "Para nosotros es fácil analizar una escena visual, como lo que vemos en un restaurante como este, pero para una máquina es muy difícil dar sentido a lo que percibe, ya que es necesario tener conocimiento de sentido común. A menudo, lo obvio para nosotros es lo más difícil para una máquina".
Pero la IA es una realidad que mueve mucho dinero en el mundo. "Del IIIA han surgido empresas muy rentables", comenta López de Mántaras. "Una de ellas arrancó con programas de recomendación de canciones por internet, y ahora se dedica a la recomendación de productos financieros, con clientes muy importantes". Pero el instituto, dice, se resiente de los fuertes recortes presupuestarios. "Estamos perdiendo a gente joven muy preparada que se tiene que ir a otros países".
"Descafeinado, por favor, que yo voy siempre como una moto", dice al pedir el café. Su último comentario es inquietante: "En el futuro... creo que se irá acortando la distancia entre nuestra inteligencia natural y la inteligencia artificial porque, por un lado, vamos dotando a las máquinas de algunos aspectos de sentido común, y por otro, me temo, la humanidad está perdiendo el sentido común".
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/01/11/actualidad/1326268765_964948.html
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